Cinco años sin Soledad

Hoy hace  cinco años que nos dejó Soledad Cazorla pero han sido cinco años con ella y serán muchos más los que ella camine con nosotr@s. Vamos haciendo una ruta que fue su camino y que ahora es la carretera  de tod@s los que creemos, como ella,  que este  mundo puede ser mejor. Un lugar donde la justicia sea una realidad y donde  niños y niñas, que han perdido a su madre asesinada por su propio padre o su pareja, puedan tener una buena vida y  las consecuencias de la violencia machista no trunquen su futuro

Soledad Cazorla es sin duda y como bien apunta su amiga y también fiscal, Teresa Peramato: «Una mujer inspiradora cuyo compromiso contra la violencia de género sigue siendo nuestro faro». La definía su compromiso con la justicia y ese no reblar que hacía, como siempre dice Marisa Soleto, que «el aíre se moviera cuando entraba en una habitación». Gran defensora de la igualdad y con un alto compromiso personal y profesional en la lucha contra la violencia de género, fue la primera Fiscal del Sala contra esa infame violencia machista.

Hoy nos hacemos eco de sus palabras, que nos recuerda Joaquín Tagar, su marido, que la acompañó en ese compromiso y en el amor junto a sus tres hijos hasta el final: «A las víctimas de la violencia de género no se las elimina de un golpe y ya está. Eso para los maltratadores no es suficiente; hay que inflingir más dolor, un añadido que os debe hacer meditar. Las matan cuando vuelven de ver la Cabalgata de Reyes con sus hijos; las someten a tal paliza que pierden la vida golpe a golpe; se introducen en la casa y la incendian a pesar de que dentro estaba la exmujer, la hija, la suegra; las apuñalan y, lo más drámatico que yo he vivido como fiscal, matan primero a la hija en común para que lo vea antes de morir la madre o la pareja que no soportaba más la desigualdad y la humillación a la que se quería someter».

Soledad era una gran fiscal, una buena amiga, la madre de tres hijos y una mujer amada. Su familia se comprometió a su muerte con su lucha; con la protección de los niños y las niñas huérfanas como consecuencia de asesinatos de violencia de género y, hoy esa lucha  se ha hecho más intensa. Queremos pensar que la familia de Soledad Cazorla es aún más grande y su trabajo y su vindicación ha crecido en voz y en humanidad.

Soledad sigue con nosotras y nos hace crecer cada día en la justicia y en la compasión en el sentido más amplio y más hermoso. En la empatía con los otros y las otras. Nos ha enseñado a no reblar y, también  a seguir trabajando por un mundo más justo y mejor.

Para Fundación Mujeres es un honor seguir trabajando con Soledad, tu lucha es nuestra lucha.